Una vez que hemos identificado el problema y realizado el análisis de su comportamiento, una actividad fundamental es definir a quién le compete ocuparse del problema, es decir la persona responsable de su resolución, de que desaparezca la insatisfacción.
Podemos tener a muchas personas involucradas o impactadas, pero el problema será real sólo para aquella persona a quien le compete darle solución.
Si el problema escapa de su competencia, entonces no es un problema real, por que no puede o no debe ocuparse de él.
Por otro lado, debemos asegurarnos que el problema no termine en tierra de nadie o con más de un responsable, pues eso significa de que no existe ningún responsable. Cuantos problemas adicionales se nos pueden presentar por no tener correctamente identificado al responsable de la solución.
“No podemos evitar el viento,pero podemos construir molinos”
Por citar un ejemplo, en algunos diagnósticos podemos encontrar como resultado que se afirma de que existe un problema por que está lloviendo, es decir la culpa del problema la tiene el clima, la naturaleza.
La lluvia no es un problema de acción, pues no se puede hacer nada para que deje de llover, al menos hasta donde los medios técnicos hoy en día los tenemos disponibles.
Por lo tanto el problema real debe enfocarse de otra manera, pues a raíz de la lluvia encontramos que alguien se está mojando, alguien se está viendo afectado, por lo que hay que pensar en alternativas de acción para evitar dicho efecto, para evitar que la persona se moje o siga mojando.
Así por el estilo podemos encontrar algunos documentos en las que se concluye como problemas a muchos factores que no lo son como por ejemplo las altas tasas de interés, la política de impuestos, el cambio del entorno competitivo, etc.
Tengamos mucho cuidado en la forma en que enfocamos los problemas y con seriedad establezcamos al responsable de dar solución a un problema.
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