Por lo que hemos visto hasta ahora, se habrá dado cuenta que es de singular y vital importancia prestar atención a la formulación del problema, es decir al enunciado con el cual usted define o plantea el problema que piensa resolver.
Les voy a dejar algunas afirmaciones propias de la experiencia práctica y que nos van a servir para apreciar la importancia en la formulación del problema:
“el que controla la definición de un problema, controla su solución”
Buena parte del éxito de la solución de un problema la vamos a encontrar en la correcta y estudiada definición de dicho problema, se entiende por lo tanto que si el problema no se encuentra bien definido, pues nos será bastante difícil por no decir imposible llegar a una adecuada solución. Tenga mucho cuidado con aquellas definiciones que recibió o heredó de iniciativas anteriores, asegúrese contar con toda la información que le permita validar dicha definición la cual debe estar bajo su control para luego poder controlar su solución.
“un problema bien planteado ya está medio resuelto”
Como primer paso en el proceso de resolución de un problema tenemos que resaltar la importancia de hacer un correcto planteamiento, es decir tenerlo identificado, estudiado y analizado que es parte del proceso de formulación del problema.
“la primera formulación de un problema importante casi siempre es inadecuada”
El proceso de formulación de un problema es un proceso iterativo en donde el tiempo y esfuerzo que le dediquemos de alguna manera será proporcional a la complejidad e importancia del problema, por lo tanto, es posible que fallemos en la primera formulación y que requiera una repensada, seguir planteando alternativas, seguir afinándola hasta llegar a la formulación correcta.
“no fiarse de una formulación única de un problema importante”
La formulación de un problema no es única, mas aún cuando se trata de un problema importante, pueden existir muchos factores a tener en cuenta durante el estudio del problema, dichos factores nos proveen de diversas alternativas a tener en cuenta para descartarlas hasta llegar a la formulación completa del problema.
“no precipitarse ni dar cosas por supuesto”
Muchas veces la presión y la necesidad de llegar a una solución rápida, a pasar a la acción nos motiva a darle una mayor velocidad que la conveniente al proceso de definición del problema; dicha velocidad la conseguimos a través de algunos supuestos que no necesariamente han tenido una rigurosidad en su evaluación y que luego nos pueden jugar en contra cuando pongamos a prueba dichos supuestos.
Es evidente la importancia del proceso de formulación del problema como uno de los primeros pasos dentro del análisis y resolución de problemas y como ya lo hemos dicho anteriormente, de nada sirve intentar correr o acelerar si no vamos por la carretera, por el camino adecuado.
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